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viernes, 3 de julio de 2009

El Rostro (Capitulo III)

III

- ¿Por que vienen a molestar tan temprano ustedes dos?- dijo Radus dándole una chupada profunda al mate.

- Hay trabajo que hacer Radus. ¿Te llego el cadáver de un tal Martini Ivan?

- Prada escúchame una cosita- lo interrumpió Radus mirándolo por encima de sus finos anteojos- son las siete de la mañana, acabo de entrar, no miré el registro todavía. Por que no van a tomar un café vos y tu compañero y a eso de las diez vuelven y charlamos-

-Radus es importante en serio, si no, vos sabes que no te molestamos- Funes trató de convencerlo a Radus con un poco de amabilidad. El ya veterano forense echó un suspiro, dejo el mate con desgano y les indicó que esperen que iría a buscar el registro. Los dos detectives esperaban ansiosos. – Funes esto es algo importante me parece. No se hasta que punto hacemos bien en meternos.-

- Es que somos dos inconscientes Prada- sentenció Funes.

Desde el fondo de la morgue se escuchó el llamado de Radus. Los dos detectives se encaminaron hacia el deposito pasando entre medio de varias camillas con cuerpos. Funes se sentía incomodo. El olor del formol le daba nauseas, el color blanco de la luz que daban los tubos le daba dolor de cabeza. Cuando abrieron las puertas del depósito se encontraron en medio de un regadero de cuerpos en bolsas plásticas negras. El panorama era escalofriante. Cuantas historias distintas yacían sobre las camillas metálicas. Cuantas familias destrozadas. Radus miraba la etiqueta de uno de los cuerpos con total frialdad. Funes jamás entendió como los forenses se convierten en seres tan fríos. Aun estando todos los días rodeado por la muerte, no comprendía como sus emociones se volvían inalterables.

- Es este me parece a ver…- Radus se subía los anteojos y miraba el registro mientras al mismo tiempo trataba de leer la etiqueta- Si Iván Martini, acá está. ¿Que queres que haga?- dijo mirando a Prada por encima de sus anteojos.

- Que nos digas que pasó.

- ¿Queres que le empiece la autopsia ya? ¿Vos estas loco?, tengo mucho mas trabajo antes de este. Prada esto va a estar para la semana que viene recién.- Radus no estaba dispuesto a cooperar y Prada se estaba impacientando. Funes sabía cuando su compañero estaba a punto de estallar.

- Radus este es importante al parecer es un funcionario del gobierno, el jefe nos pidió que le pongamos especial atención- intervino Funes pero Radus era imperturbable

- Era funcionario- corrigió el forense y agregó – si Bilbao tiene algún interés sobre esto que me llame el.-

- Pero el jefe esta descansando por eso nos mando a nosotros- Funes era muy malo mintiendo.

- Bueno entonces cuando se levante que me llame o lo llamo yo. Entiéndanme bien, tengo otros trabajos que realizar y cosas urgentes. La semana que viene esta listo. Además, ¿que diferencia les hace que yo lo vea ahora a que este listo la semana que viene? ¿Me van a decir que por que lo vea ahora ustedes agarran al asesino mas rápido?, no me hagan reír, ¡se vienen a hacer los detectives yanquis conmigo!.

- Radus por favor te lo pido. Mira no es necesario que le hagas la autopsia solo queremos que nos confirmes algo nada más. Abrí la bolsa y mira el corte que tiene en el pecho por favor, ¡son dos segundos¡- rogó Funes. Radus los miro a los dos, cerro los ojos y volvió a suspirar profundo. El forense abrió la bolsa de plástico negra. El cuerpo de Martini tenia un color blanco pálido. Sus ojos desorbitados impresionaban, el rictus de el rostro era espantoso. Radus observaba con detenimiento la incisión profunda que el cuerpo tenía en el pecho.

-Terrible corte tiene. ¿Que es lo que quieren que les confirme? Muerto esta, y claramente por el tajo.

- No es eso, decime ¿una chica de un metro sesenta y como mucho 58 kilos, tiene la fuerza para abrirle el esternón?-

- No querido. A no ser que este en una situación extrema, donde puede que la adrenalina la ayude.

- Gracias viejito querido- Prada le besó la frente al forense sacándole los anteojos de lugar.

Los detectives salieron rápidamente de la morgue dejando a Radus quejándose por hacerle abrir la bolsa.

Funes no necesitaba ni decirlo pero comento contento -vamos al edificio y aprovechemos a hablar con el encargado. A esta hora debe estar baldeando la vereda-. Prada no dudó, el auto lanzó un quejido metálico y se metió entre los coches que transitaban la avenida.

Como Funes había predicho, el encargado se encontraba limpiando la vereda con manguera en mano y empujando hasta el cordón de la vereda cualquier tipo de basura.

- ¿Sabe que así esta desperdiciando agua?- dijo Prada. Odiaba esa manía de los encargados.- No. ¿A usted que le importa?- contestó el portero mirando la vereda.

- No, no importa. Hay cosas mas importantes en este momento- intervino Funes lanzándole una mirada fulminante a Prada- Escúcheme somos los detectives Funes y Prada. Venimos por el incidente que ocurrió esta madrugada. Queríamos saber si usted tenía alguna información para darnos.-

- Mire detective yo no vi nada. Yo entre con los policías al departamento y cuando llegamos estaba el hombre este muerto y la chica totalmente desesperada gritando-

-¿Pudieron ver a alguien mas en la habitación?- preguntó Prada mas calmo.

-No, ¿no le digo que entramos con la policía y estaban ellos dos?

- Y escúcheme este….- Funes buscaba que el encargado complete con su nombre- Cerotti, Jorge Cerotti-

- Gracias. Escúcheme sr. Cerotti, ¿esta persona vivía acá?-

- No, mire tengo entendido que el departamento se lo compró este tipo a la chica. El venía de vez en cuando a pasar la noche acá. Me parece que es casado. Todo esto son rumores vio, por que me parece que el tipo era un pesado del gobierno.- Funes sonrió, por dentro pensó “¿que no se les escapa a los encargados de edificio?”.

- Entonces cuando entraron encontraron al hombre muerto y a la chica. Dijo que ella estaba gritando. ¿Recuerda usted lo que decía?- Funes sabia donde quería llegar Prada con esa pregunta.

- Uh pobrecita gritaba como loca, gritaba algo así como“¡no tenia cara!”, después un policía la logro calmar un poco. Pobrecita, era una buena chica.

- Si. Una ultima pregunta Cerotti, nos habían dicho que usted escuchó ruidos raros cuando pasó a buscar la basura, ¿Recuerda que fue lo que escuchó?

- Ah si. Yo estaba buscando la basura, y como la escalera está justo frente a su puerta, pasé y escuche unos golpes primero. Después escuché al hombre gritar como insultando a alguien- Prada había dado justo en el clavo, aprovecho a repreguntar.- ¿Recuerda si la estaba insultando a ella?

- Mire detective la verdad que no, pero no creo, por que la escuche gritar a ella. Unos alaridos ensordecedores. Ahí me asusté y corrí a llamar a la policía.

- Pero no llamó inmediatamente. En la comisaría nos dijeron que su llamado entró una hora y media después de que usted pasó a buscar la basura.

- Es que no sabia si llamar o no. Yo se que este hombre viene acá de incógnito y no sabia si llamando a la policía lo iba a perjudicar y después me echan a mi si este tipo se queja. Pensé que era una pelea entre ellos y nada más. Pero después mi señora me dijo que llame, y bueno la insistencia de la patrona me obligó.-

- Bueno, gracias Cerotti, es todo lo que necesitábamos- Prada lo miro a Funes y no tuvieron que decirse nada para entenderse mutuamente. La teoría de los dos estaba confirmada. En esa habitación hubo alguien más.

viernes, 26 de junio de 2009

El Rostro ( Capítulo II)

II

El silencio reinaba en el auto de Prada y Funes. Se dirigían rápidamente hacia la casa del jefe, quien los sorprendió con el pedido de verlos inmediatamente. Los dos estaban consternados por lo que había pasado en el departamento de Martini. Era extraño, pues por su trabajo los dos estaban endurecidos. Pero el repentino ataque de histeria de la chica y su abrupto final los dejó pensando. Prada mas que nada sentía que no había podido hacer nada y el no estaba acostumbrado a eso. Todo estaba bajo su control, excepto por ese pequeño momento. Funes tenia una extraña sensación, se sentía como si todo hubiese sido una alucinación. Pero a la vez sabía que había sido demasiado real. Ahora se dirigían velozmente a la casa del jefe. También estaban intrigados por saber a que venia la inesperada convocatoria. Al otro día deberían comenzar con la investigación. El cuerpo de las dos victimas ya estaban camino a la morgue judicial y mañana deberían hablar con el forense para que les de el informe. Detenidos en un semáforo Prada quiso romper el silencio:

- Che, que lastima que no pudimos hablar con el encargado con todo este desastre.

- Si, todo se embarulló y paso desapercibido. En la semana tendríamos que volver ¿no?

- Quédate tranquilo que si. Ahora me quede pensando en lo que dijo la chica antes de saltar.

- ¿Lo de que no tenia rostro?

- Si, cálculo que se refería a alguien. No se a quien- Prada estaba inseguro quería que su compañero lo ayudara. El tenia la fuerte sensación de que ahí hubo un tercero pero no quería quedar en vergüenza si todo esto resultaba ser un crimen pasional y el hubiese armado toda una teoría complicada. El siempre buscaba el apoyo de Funes. Confiaba mucho en el.

- Supongo que se refería al asesino. Se la veía totalmente desencajada. Esta bien que pasó por una situación horrible, por la forma en que mataron a Martini, la muerte fue extremadamente violenta. Ella no fué. De eso estoy casi seguro Prada.- Funes miró fijamente a su compañero. Era lo que Prada esperaba de el. Siempre estaban como en sintonía.

- ¿Pero el encargado pudo ser capaz de eso? ¿Lo viste en el hall de entrada cuando salimos?, daba lastima. No tiene la fuerza para hacerle ese corte a Martini. Además el tipo este, era bastante grandote. ¿Cuánto calculas?, ¿1,85?, el encargado a lo sumo llegaba al metro setenta.- Prada termino su frase y se dio cuenta que ya estaban frente a la hermosa casa del jefe en castelar. Apagó el motor del coche y se quedaron en el auto en silencio. Ver morir a una victima sin poder hacer nada para ellos había sido devastador. Sus mentes estaban revueltas. Al unísono, abrieron y cerraron las puertas del auto. El viejo dodge 1500 azul de Prada se sacudió. Los dos se encaminaron hacia la puerta. Bilbao abrió la misma antes de que pudieran tocar el timbre. Despeinado, a medio vestir y con cara de pocos amigos dijo – si despiertan a mi señora la aguantan ustedes después. Pasen en silencio por favor.- los dos acataron las ordenes al pie de la letra. Bilbao era un hombre joven, de unos 43 años, de gesto muy severo siempre. Los dos le tenían mucho respeto. Era un hombre que siempre se mostró muy capaz y que amaba su profesión.

- Bueno muchachos, se habrán extrañado por la urgencia con lo que los llame sin poder esperar a vernos en la oficina - dijo Bilbao mirándolos a los ojos. Los dos detectives se miraron y asintieron casi al unísono – Bueno parece que es gordo lo que pasó hoy en ese departamento. El tipo que encontraron muerto al parecer era un secretario de estado. Me parece que del ministerio ese de ciencia y tecnología. Puede que este metido algún tipo de chanchullo político en el medio. Por lo poco que pude averiguar del hombre este tiene varias causas iniciadas. Esta sospechado de quedarse con plata de un par de negociados, además de que esta acusado por acoso sexual a varias empleadas de su sector y parece que se metió con gente que no debía.- el jefe hizo silencio esperando que alguno de los dos diga algo. Prada y Funes solo lo miraron atentamente.- Entonces bueno muchachos, lo que les pido es discreción en la investigación que van a realizar. Todos los avances, escúchenme bien, TODOS los avances que obtengan, antes de hacer nada vienen a mi despacho, casa, casa de country o donde fuera que este, y me los comunican. Acá si escrachamos a alguien que no debemos nos jugamos, los puestos, las carreras y las vidas nosotros.- otro silencio, Prada y Funes mudos - ¿me están escuchando? Otra cosa, la chica que se tiró por la ventana, era la amante del tipo este. Tiene toda una doble vida, estaba casado tenia pibes. Así que con la chica también mucho cuidado, no hagamos que esta parte salga a la luz, va haber que dibujar el tema de alguna manera.- Prada reaccionó – Si con Funes ( miró a su compañero) creemos que la chica habló del asesino antes de tirarse por la ventana- Prada estaba inseguro, miraba a Funes seguía buscando ese apoyo.

- ¿Lo conocía? ¿Dio algún indicio de la identidad del tipo?- el jefe dividía su mirada en los dos detectives que no parecían estar con sus acostumbradas reacciones rápidas

- Mire jefe al parecer lo conocían, por que las cerraduras estaban intactas y no había signos de que buscaron algo en la casa ni nada. Lo que dijo la chica simplemente fue “no tenia rostro”, lo repitió como quince veces antes y mientras corría para tirarse- Funes ahora miro a Prada. El jefe quedo mirándolo fijo en silencio - ¿Y eso? ¿Qué quiere decir Funes?, no me dijiste nada, eso y nada es lo mismo. La mina te esta diciendo que no le vió la cara- tímidamente Prada intervino – si es algo desconcertante jefe pero es lo que dijo.- el jefe lo interrumpió abruptamente- Estaba en estado de shock Prada, previo a suicidarse- el detective tomo coraje – pero yo creo firmemente que esa es una pista fundamental de la descripción de el asesino jefe – la cara de Bilbao cambió, no le gusto nada lo que dijo- ¡Prada pavadas no! ¡Te acabo de decir que con esta investigación hay que tener cuidado y vos me salís con que lo que dijo una chica, totalmente desencajada por ser la única testigo de el salvaje asesinato de su amante, es una pieza clave de la investigación¡ Les voy a pedir a los dos que sean inteligentes, que se vayan ahora a dormir, que descansen ( por que me parece que no dormir los afecto bastante) y se tomen el día, el miércoles vuelven mas frescos y lucidos y se ponen a trabajar como se debe- Bilbao se incorporo del sillón y empezó a caminar hacia la puerta de entrada, como indicándoles el camino a los detectives. Prada y Funes no tenían que decir una palabra para saber lo que pensaba cada uno. Se fueron en silencio. Abrieron las puertas del auto y se sentaron al unísono. Prada encendió el motor miró a su compañero y dijo en tono tranquilo - ¿Te dejo en tu casa?- el otro quedo en silencio por unos segundos y luego contestó – no déjame en la morgue que tengo trabajo que hacer- Prada acelerando y sin mirarlo – que coincidencia yo voy para allá también, ¿vamos juntos?

viernes, 19 de junio de 2009

El Rostro ( Capitulo I)

Bueno lo prometido es deuda y desde este viernes en adelante, voy a intentar publicar un capitulo nuevo de "El rostro" mi primer intento de novela. Espero lo disfruten y se enganchen.

Suyo, Siempre suyo..... Alan Smithee.


I

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Dicen que cuando los perros ladran es por que la muerte anda rondando. Esa noche su desesperado aviso fue ignorado y, al igual que el relámpago desgarro el cielo nocturno avisando de la tormenta, la fría hoja del cuchillo desgarro la carne tibia.

Prada y Funes ya estaban acostumbrados a la imagen de la muerte violenta, estaban acostumbrados a llegar tarde. No veían nada anormal en la escena. Para ellos era un día de trabajo. Sin embargo Prada sentía una leve molestia estomacal, algo lo estaba molestando, algo le estaba avisando que esa madrugada en Buenos Aires no iba a pasar desapercibida en su vida.

El detective Prada abrió su piloto y del bolsillo interior saco un paquete de antiácidos. Se puso uno en la boca, el sabor amargo se vio reflejado en su cara, pero valía la pena si aliviaba ese ardor que provenía de sus entrañas. La lluvia golpeaba ferozmente las persianas del departamento. Afuera la tormenta, dentro sus consecuencias. Una habitación desordenada, una cama desecha, un cuerpo tumbado de espaldas en el suelo con un corte horizontal en el torso que hacia saltar sus órganos hacia fuera. En una esquina perdida de la habitación una mujer encogida contra el ángulo de dos paredes. Desnuda, con sus manos rodeando sus piernas y su mirada perdida en algún lugar de su mente desencajada.

- ¿Se sabe algo de este hombre?- dijo Prada masticando el antiácido.

- Por ahora muy poco jefe, lo identificamos con el nombre de Iván Martini, tiene 45 años y por ahora nada mas.

- ¿Y la chica?- pregunto señalándola con la cabeza

- Nada, hay personal femenino intentando hacerla reaccionar pero esta ahí desde que llegamos hace una hora. No se quiere vestir, no quiere moverse de su lugar.

Funes recorría la habitación, miraba todo con detenimiento. No le gustaba hablar con los oficiales, quería que la escena le hable a el.

-Hey Funes, deja de dar vueltas y fíjate si podes hacer hablar a la chica esta.

-Es obvio que estos dos se pelearon y la piba perdió la cabeza- dijo el oficial Yun con una sonrisa perdida en los labios.

- ¿Te parece, mira lo flaquita que es, vos crees que con esos bracitos puede hacerle semejante tajo? Le abrió hasta el esternon pibe. Acá hubo alguien más.

- Pero las cerraduras no están forzadas, es mas tuvimos que tirar la puerta abajo por que estaba cerrada con llave con las llaves puestas en la cerradura y el encargado del edificio no podía abrir. El había escuchado los gritos de la chica y de el cuando pasó a buscar la basura…-

- ¿A que hora pasa a buscar la basura?-

- Dijo que se atrasó un poco por un caño que se había roto en uno de los departamentos y que pasó a eso de las once y media de la noche- contestó Yun.

- ¿Ósea que esto paso hace ya 3 horas?, ¿Cuando pensaba llamar a la policía?

- El dice que llamó al instante. En la comisaría dicen que el llamado se realizó a las doce y media.

- Mmmm. ¿Donde esta el encargado?- pregunto Prada mientras observaba a Funes que estaba en cuclillas al lado de la chica. Le molestaba la parsimonia de su compañero, pero hacia tanto que estaban juntos- ¿Y? ¿Le sacaste algo a la chica?

- Esta totalmente ida Prada, dame un tiempito mas- contestó Funes sin sacar la vista de la chica.

Prada volvió su mirada a Yun, hizo un gesto de impaciencia con los ojos, se rascó la nuca y le dijo- Trae al encargado Yun.

Justo en ese instante la chica rompió en un llanto profundo, desesperado, lleno de angustia y miedo. Se hecho encima de Funes y tomándolo de las solapas de su abrigo le grito en la cara: - ¡No tenia rostro!, ¡no tenia!, ¡No tenia! , ¡No tenia! , ¡No tenia!- mientras que lo repetía sacudía a Funes quien se zafó de ella empujándola, ella tirada en el suelo seguía gritando y repitiendo la frase. Prada corrió hacia la chica, la tomo por los hombros y trataba de calmarla. No había caso estaba histérica.

-Se ve que estallo en un shock emocional- dijo Funes acomodándose la ropa

- Si pero me parece que lo que esta diciendo es importante.- dijo forcejeando con la chica que no paraba de sacudir su cuerpo de manera epiléptica- Acá hubo alguien más, esto no fue un crimen pasional- la chica se soltó del agarre de Prada, se incorporo violentamente, y sin dejar de gritar, corrió frenéticamente hacia la única ventana que había abierta. Prada no la alcanzo, Funes quedó inmóvil, todos fueron tomados por sorpresa. Los perros volvían a ladrar, esta vez su anuncio llegaba tarde.

viernes, 12 de junio de 2009

Fin de jornada

Nadie. Vacía. Oscura. Sucia. Así permanecía por las noches la estación Saenz Peña de la línea A del subterráneo. Siempre fue un lugar incomodo para estar , aun cuando esta activa durante el día. Las paredes húmedas, los túneles oscuros y el ambiente pesado se combinaban para convertirla en un lugar desagradable, incomodo para cualquiera. Esta noche solo Farfan quedaba rondando la estación. Cumpliendo con sus tareas de limpieza. El hombre de unos 54 años , flaco, muy alto, de brazos largos, rostro áspero y bigote tupido, se paseaba por los túneles que conectaban las oficinas del subterráneo. Cumplía con su tarea de chequear que cada oficina este correctamente cerrada, que todo este en su lugar, que las luces se apaguen y todo se duerma hasta el otro día. El hombre caminaba tranquilamente, totalmente concentrado en la radio que escuchaba, un tango lejano , quizás un tango que jamás había escuchado, esa era su única compañía. Silbaba el compás mientras cerraba las puertas , apagaba las luces, llegando al final del recorrido debía encender su linterna ya que todo el sector quedaba en la total oscuridad. Farfan había trabajado por 20 años y conocía todos los pasillos de memoria. Todo estaba en orden. El hombre apago la ultima luz. La ultima oficina del pasillo. Todo listo para encender la linterna, volver al inicio y pasar a la siguiente estación. Eran las dos y media de la madrugada. Farfan tomo su linterna se dispuso a encenderla, sin éxito. Normal. A veces bastaba un golpe suave y la linterna encendía. Lo intento. Nada. Oscuridad plena. El tango en sus oídos era lo único que experimentaban sus sentidos. Se sintió por un segundo desorientado. Decidió comenzar a caminar a ciegas. El largo pasillo se hacia todavía mas largo a oscuras. Solo los pasos de Farfan retumbaban en la estación. Su radio se apago, ya Farfan parecía estar en medio de la nada. Ni un sonido, solo sus pasos. Caminando a tientas , Farfan ponía sus manos delante para no tropezar con nada, buscaba la salida del pasillo, según su memoria y calculando por lo caminado ya debería estar llegando, pero nada. El pasillo parecía estirarse debajo de sus pies. Farfan comenzó a apurarse, varias veces había estado a oscuras , pero esta vez no era igual a las otras. Se sentía inquieto, sentía una presión angustiante en el pecho. Concentrado en el sonido de sus pasos, Farfan no reparo en que sus pasos estaban siendo duplicados por otros pasos un poco mas débiles. El operario se detuvo. Sintió el deslizar de la cuchilla a través de su cuello. Su vida se perdió anónimamente en la oscuridad.

jueves, 11 de junio de 2009

El grito

“No hay peor prisión que la mente”
(A.S.)


Esto que voy a contarle no lo creerá, y no es por que yo sea pesimista o que lo prejuzgue a usted, lector, si no es que mi relato es algo inverosímil, algo que muchas personas se niegan a creer, quizás algún día encuentre a alguien quien se interese por mi situación y deje el escepticismo de lado. Pero lo dudo, ya pasaron 7 meses y nadie, absolutamente nadie se digno a mirarme con otros ojos en lugar de esa mirada de lastima. Esta es mi única forma de comunicación con los demás seres humanos, la escritura, y creo que no me queda mucho mas tiempo para utilizarla, poco a poco siento los músculos de mi mano atrofiarse. Voy a contarles mi testimonio , no pretendo que me crea, solo que lo lea y saque sus conclusiones al final, pido al menos un momento de su atención , si quiere olvídeme al segundo que termine la lectura, déjeme ahí donde estoy ya hace 7 largos y horribles meses.

Paso a comenzar el relato de mi historia:

Mi nombre es (o era) Fabián Cortez, por muchos años maneje una ferretería que era de mi padre ubicada en la avenida las Heras, un negocio que siempre funciono bien y que mi padre lo tuvo desde que soy pequeño, nuestra familia vivió de ella y la seguimos manteniendo (o la seguía dada mi condición actual muchas cosas que hacia están en el pasado).Siete meses atrás tenia 40 años, tenia mi familia formada con dos hijos y mi mujer Sonia. Vivía feliz, siempre tuve suerte y nunca renegué de nada de lo que la vida me dio. No puedo decir lo mismo de mi hermano Miguel se podría decir que el no tuvo suerte en la vida, el destino lo golpeo varias veces, es 10 años mayor que yo no pudo tener hijos a pesar de tener un cariño especial por los niños de hecho adoraba a sus sobrinos (mis dos hijos Santiago y Franco) y su mujer Irene falleció a los dos años que ellos se casaron y de ahí en mas Miguel no volvió a tener pareja. Siempre estuvo en un estado depresivo del cual le costo siempre salir, podía lograr mejorías quizás temporarias, pero al poco tiempo volvía a caer. Trabajaba en la ferretería de mi padre pero al pasar los años de a poco y con la ayuda de su depresión, comenzó a abandonar el negocio hasta que a los 50 se recluyo en su departamento y no salio de ahí en 1 mes hasta que yo fui a buscarlo. Entre y lo encontré acurrucado en su cama vestido en sus ropas de dormir, desaliñado sucio, parecía que no se había levantado de ahí en todo el mes. Dada su situación, a pesar de su negativa, decidí internarlo en un psiquiátrico.

Debo confesar que si al principio de su internación lo visitaba regularmente casi todos los días y lo veía bien, demostraba buen animo, parecía estar recuperándose aunque me daba cuenta que en su actitud había un dejo de rencor contra mi por haberlo internado me decía “ me tratas como a un loco y lejos estoy de eso Fabián”. Con el pasar del tiempo deje de visitarlo tan seguido y quizás pasaba por el hospital una vez por semana, el trabajo en la ferretería cada vez era mas grande y teníamos mucho por hacer, además entrar ahí me incomodaba , caminar por ese patio tan largo y ver a toda esa gente que camina ausente como si estuvieran caminando en otra realidad que nosotros no percibimos, el psiquiátrico es enorme y tiene miles y miles de pasillos , parece un laberinto de paredes húmedas y sucias, siempre temí perderme y no salir por eso pedía a la enfermera que me acompañe a pesar de que sabia como llegar a la habitación. Durante un mes vi a Miguel empeorar, cada vez me trataba con mas rencor y me hablaba menos, a veces casi ni me miraba a la cara, lo encontraba mirándose al espejo fijamente como intentando pasar al otro lado, y se quedaba así todo el tiempo de la visita a veces me decía solamente “me gustaría que vinieran Sonia y los chicos” yo le prometía esa visita que nunca se cumpliría, no quería que los chicos lo vieran así.

Pronto mis visitas se espaciaron tanto que llegaron a ser de una vez por mes y lo veía realmente mal cada vez que lo visitaba, quizás eso me hacia esperar mas para la próxima visita, me dolía verlo así, ya a veces ni me hablaba, ni si quiera me miraba, ni siquiera se movía de frente a su espejo y cuando yo buscaba su mirada se me hacia imposible, sus ojos estaba fijados al espejo y cuando podía interceptarla sentía un odio terrible hacia mi. Ahí comenzaron los sueños. Pesadillas horribles en las cuales yo me veía atrapado en un laberinto de espejos que reflejaban no mi imagen sino la de Miguel. Corría buscando la salida pero solo me topaba con más y más espejos.

Después de un tiempo deje de visitarlo, ya no me hablaba, ya no me miraba, no se movía. No mostraba ningún tipo de estimulo con respecto a mi visita, no era mas Miguel era como un cuerpo vació sin nadie dentro, verlo así daba miedo, el silencio en la habitación, su mirada perdida en la profundidad de sus ojos. Buscando algo dentro de el, parecía estar totalmente inmerso en si mismo, deteriorándose físicamente de forma notable, estaba comenzando a perder el cabello, el que siempre fue un hombre muy coqueto que siempre presumió de su cabellera intacta a pesar de el pasar del tiempo. Su rostro también estaba perdiendo brillo y expresión. Adoptaba de a poco una expresión triste.

Las pesadillas, con el pasar del tiempo, fueron aumentando, cada vez eran mas frecuentes y mas largas. Lo mas extraño es que no las olvidaba con el transcurrir del día, como generalmente pasa, sino que quedaban grabadas en mi cabeza y se repetían. Si dormía la siesta volvía a tener pesadillas. Generalmente eran iguales, yo, el laberinto de espejos y el reflejo de Miguel que cada vez se deterioraba más. En una de las ultimas pesadillas, lo recuerdo bien, corría a través del pasillo de espejos, cuando de pronto llegue a un callejón sin salida con un gran espejo en el centro, me acerque de apoco, veía el reflejo de Miguel que de a poco, a medida que me acercaba, se iba deformando y se convertía en mi. Desperté repentinamente transpirado y con un severo dolor de cabeza. Eran horribles las pesadillas, cuando las soñaba tenia una sensación de asfixia espantosa, me sentía atrapado en ese laberinto en el cual me metía cada vez mas. De ahí en adelante trate de dormir lo menos posible, dormía muy poco apenas 3 o 4 horas en la noche.

Aquí comienza la parte que nadie cree, una tarde me llamaron del psiquiátrico me hablo el doctor Bidecar me advirtió que la situación de Miguel se hacia cada vez mas complicada , que no responde a ningún tipo de estimulo pero al mismo tiempo las enfermeras se niegan a atenderlo dicen ellas (y esto que me dijo jamás lo olvidare) que “ les dice cosas sin mover sus labios, que lo escuchan dentro de sus cabezas , entendemos que las empleadas quizás estén diciendo tonterías pero la cuestión es que ya son 5 enfermeras que renunciaron por negarse a tratarlo le recomiendo que venga a charlar conmigo en mi despacho “.

Al otro día fui a visitar a Bidecar recuerdo que el doctor muy amablemente me atendió en su oficina y me invito a un café. Bidecar era un hombre serio, muy alto, su chaquetilla blanca lo hacia todavía mas largo, era flaco y su cabello plagado de canas. Tomo un sorbo de su café me miro y dijo con vos grave – “lo de su hermano, señor Cortez, es irreversible, parece estar en un estado de autismo muy grave, no responde a ningún tipo de estimulo, sus ojos están fijos en un punto del cuarto y no se mueven, parece estar en un estado catatonico. Además su cuerpo se esta atrofiando, sus músculos están casi destruidos. Le comente lo de las enfermeras que renunciaron, la ultima que entro salio con nauseas y mareos y dijo que el se los provoco esos síntomas cuando ella quiso moverlo de su silla y acostarlo, realmente Cortez no se que pensar.- lo que me decía el doctor era difícil de comprender, me quede sentado, pensando en todo lo que me dijo y pregunte:-“¿que me recomienda que haga doctor?”- Bidecar tomo su lapicera y mientras escribía en un papel me dijo – “yo le voy recomendar a un colega mío para que usted lo lleve a que lo vea, pero desde ya le digo”- aquí hizo una pausa levanto su mirada del papel para clavarla en mi y continuo-“aquí, lamentablemente, no podemos tenerlo mas, estoy perdiendo todas las enfermeras”. Entendía la situación de Bidecar pero lo que me pedía era difícil de afrontar, no tendría otra opción que llevarlo a mi casa. ¿Como lo tendría en casa? La situación era cada vez mas difícil, como haría con los chicos, con Sonia, ¿y si no mejorara?? , miles de preguntas en mi cabeza, decidí dar por terminada la entrevista con el doctor, ir a la habitación de el y empezar a guardar sus cosas para llevarlo, Bidecar me pidió que sea lo antes posible su traslado.

Camine por ese pasillo oscuro que da al patio viendo a los pacientes que me miran desde dentro de sus propias mentes. En un momento me vi perdido, quizás por el cansancio de no dormir. Me parecía que todos los pasillos eran iguales. Comencé a desesperarme no veía a ninguna enfermera cerca y realmente no recordaba bien el camino a la habitación. Uno de los pacientes me miro directo a los ojos y sonrió, pero fue una sonrisa casi macabra la cual hizo que apurara el paso. Vi al fondo del corredor una luz clara que provenía del patio y sentí un alivio indescriptible. Cruce rápidamente el patio y sentí un escalofrió, al menos sacando a Miguel de allí no vendría nunca mas.

Llegue a la puerta de la habitación, tome aire, junte coraje (hacia ya 2 meses que no aparecía) abrí la puerta y entre. Casi como la última vez que lo vi estaba sentado frente a su espejo, esta vez encorvado, con sus manos en su regazo y sus pies juntos, su mirada triste fija en sus ojos en el espejo. Dije en voz fuerte y clara “bueno Miguel nos vamos de acá eh, te venís a casa conmigo y los chicos ¿queres?” parecía que le hablaba a una criatura a un niño como cuando se lo convence de algo, obviamente no me respondía, volví a dirigirme a el – “te voy a empezar a guardar la ropa en el bolso cuando termino nos vamos ¿si?”- inútil mi esfuerzo, seguía con su mirada clavada en el espejo, lo observe, estaba pelado, con su cara triste, sus parpados caídos y venosos, su rostro parecía envejecido, lleno de arrugas, parecía un hombre de 90 años, estaba muy deteriorado.

Totalmente distraído y concentrado en guardar sus cosas escuche en mi mente en mi cabeza con mi propia voz (esa voz con la que hablamos en la privacidad de nuestra mente) un pensamiento que pareció colarse entre los míos “viniste después de 2 meses, venís a sacarme de acá por que no te queda otra ¿verdad?”, me sobresalte. Lo mire, y seguía fijo en su tarea. volví a guardar las cosas, otra vez un pensamiento se apareció entre los míos “siempre tuviste suerte Fabián, siempre fuiste el mejor de la familia, al que le iba bien en todo , al que papa le dejo la responsabilidad del negocio”, me volví a mirarlo, seguía igual. Tan rápido como me puse a guardar las cosas otra vez, escuche otro “¿sabes lo que siento yo? ¿Te lo preguntaste alguna vez? ¿Lo que sentí en mi vida?? ¿Lo que tuve que soportar mientras vos eras el opuesto a mi suerte? “, temblé de miedo era Miguel que hablaba en mi cabeza, pero ni se movía, ni movía sus labios, retrocedí hasta la puerta y grite con enojo – “basta Miguel, ¿que estas haciendo?,. yo no tengo la culpa de todo lo que te paso en la vida, y siempre estuve a tu lado para ayudarte, el replico en mi cabeza “si ayudarme es meterme en este agujero, estas equivocado” –“era la única opción Miguel, ¿que querías que haga? Estabas muy mal”- conteste confundido por toda la situación –“ si Fabián pero abandonarme acá y pretender que no existo no ayudo, sos demasiado para venir a verme, vos con tu vida perfecta , con tu familia y con tu mujer hermosa, por que vendrías a ver a el loco de tu hermano”- la voz en mi cabeza cada vez se iba pareciendo mas a la de el, y casi gritaba dentro de mi cerebro , me producía un dolor punzante en el centro de mi cabeza , retumbaba-“ siempre desee a Sonia sabes?? Y siempre quise ser padre , ojo amo a Santi y a Franquito como si fueran hijos míos , pero no lo son “- cometí un error y me deje llevar-“ ni nunca lo serán Miguel , es mi familia , es mi vida”- me maree , casi me caigo al suelo, solté el bolso y la ropa se desparramo , se me nublaba la vista y como imágenes rápidas veía su rostro tan cerca, me dolía mucho la cabeza, sentía como si tuviera un taladro atravesándome el cráneo, caí de rodillas al suelo, sentía las sienes latir como si me fueran a estallar, llore, sentí la lagrima caer por mi mejilla y vi de nuevo su rostro desagradable frente al mío como si lo tuviera frente a mi, perdí la visión, quede arrodillado llorando desorientado y escuche ya lejano en el fondo de mis pensamientos “ en eso te equivocas”….. Caí en otra pesadilla, esta vez yo perseguía el reflejo de Miguel en los espejos, reflejo que me daba la espalda, me daba la sensación de no saber quien estaba de que lado del espejo, quien era el reflejo y quien la realidad , corría y gritaba, mis gritos ni se escuchaban, sentía mover la boca pero no salía sonido de ella, el reflejo de Miguel inmóvil de espaldas me ignoraba….

Recupere la vista y lo que vi , Dios , lo que veo hasta el día de hoy , todavía no puedo entenderlo, vi su rostro frente a mi, reflejado en el espejo. En el fondo de la imagen me vi a mi levantándome y saliendo de la habitación, pero mi conciencia no estaba en ese cuerpo, estaba mirando al espejo mirando el rostro decrepito de mi hermano, mi conciencia estaba en su cuerpo, cuerpo que seguramente el mismo atrofio para hacerlo una prisión de donde jamás podré salir. Metió su mente en mi cuerpo, se llevo con el mi vida mi mujer mis hijos y me dejo a mi encerrado en ese cuerpo vació, en esa masa de músculos atrofiados, no puedo gritar, por mas que lo intente, los gritos se ahogaban dentro mío, no podía mover un músculo, solo observar… Vi entrar al doctor Bidecar y le grite que me ayude que soy yo Franco pero le escuche decir “bueno Miguel su hermano me prometió que se portaría bien eh, se queda con nosotros entonces, pero ojo con lo que hace”, “¡no! ¡No se equivoca esta dejando salir al enfermo! “grite en la soledad de mi mente, de mi conciencia, sola en un cuerpo ajeno, sola mi alma encarcelada en un envase vació sin forma sin fuerzas sin respuesta , un grito que jamás se escuchara, dentro de una prisión de donde no se puede salir, soy testigo silencioso de mi tormento , nadie me escucha ni nadie me querrá escuchar nunca, para todos soy un loco enfermo un autista catatonico, ¿quien escucharía los gritos, las historias descabelladas de un ser que deforma la realidad solamente para llamar la atención , de un ser tan extraño? ¿Quién creería que soy una mente sana dentro del cuerpo de un hombre enfermo?. Debo dejar de escribir siento los músculos de mi mano arder y lentamente dejar de responder……

lunes, 8 de junio de 2009

EL TRATO

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La contemplaba acostada entre todos esos aparatos, dormida, débil. Trataba de recordarla con su cabellera rubia, brillante, la cual me había cautivado. Sus ojos celestes como siempre y no llenos de cansancio y debilidad. Era imposible, la realidad me tiraba un golpe a la cara en cada intento, no podía escapar de esa imagen, quizás definitiva. Era lo que mas temía, que ese fuera el ultimo recuerdo de Marina, el amor de mi vida, quedaría en mi mente entre tubos, aparatos que controlan su pulso, sondas, quimioterapia. Todavía vivia como envuelto en una extraña bruma de pesadilla, no caía desde esa tarde ya hace 4 meses que el medico le dijo que tenia leucemia. Todavía no podía comprender como el amor de mi vida se me escapaba y yo aquí sin poder hacer mas que mirarla, sentado, como un simple espectador de su final. Nada me dolía mas, hacia semanas que no dormia, ya casi no iba a trabajar, tenia miedo de dejarla sola. Mi conciencia no me dejaba de culpar de su final, aunque sabia que no tenia la culpa. El dolor es demasiado para soportarlo, después de 10 años juntos la vida la estaba apartando de mi, cuando pensé que seria la persona que me acompañaría toda mi vida. Decidí ir a fumar, no podía estar mas ahí, llovía en Buenos Aires pero no me importo fui a la terraza del hospital. Me gustaba la lluvia y disfrutar de un cigarrillo. Solo con mis pensamientos. Lo necesitaba.

Subí a la terraza, me quede un rato bajo la lluvia, metí mi mano en el bolsillo mire el paquete de cigarrillos ví que me quedaba uno solo. Lo saque, con dificultad logre encenderlo, y contemplando el paisaje de Buenos Aires gris y húmeda, pensé: “ por que a ella??, por que Dios decidía apartarla de mi?? Por que la hacia pasar por esto?? Por que me castigaba de esa manera?? “ las preguntas que todo el mundo se hace al perder un ser querido, el dolor me consumía, me llevaba al enojo, a protestar contra Dios por esta injusticia, en definitiva , la muerte de cualquier ser humano es una injusticia de la vida, pero ella lo era todo, cuando digo todo es TODO. Yo sin Marina era imposible de imaginarse. Me acompaño toda mi vida, me ayudo en mis peores momentos y ahí estoy yo sin poder ayudarla en el suyo, sin poder sacarla de esa enfermedad. La vida de Marina se escurría entre mis dedos y me escuche decir “ Renunciaría a lo que fuera, cambiaria lo que fuera por sacarla de esto”, uno no piensa cuando dice ese tipo de cosas. La desesperación lo lleva a esas conclusiones , exhalé el humo que tenia dentro de mis pulmones y tan rápido como el humo salio de mi nariz escuche “ Yo puedo ayudarte”. Me creía solo en mis pensamientos, en esa terraza, pero no. Me di vuelta y detrás mío había una persona, un hombre de unos 50 años, con su pelo perfectamente peinado hacia atrás, alto, delgado, llevaba un impermeable largo, cerrado, tenia bigote fino y cejas tupidas, su sonrisa era hipnotizante me miraba fijamente y repitió en un tono tranquilo y casi denotando soberbia: “Yo puedo ayudarte “

- No lo creo amigo mío – dije rápidamente sin pensarlo volteando a mirar la ciudad , dándole la espalda a este hombre tan extraño.

- Oh no se equivoca , si puedo ayudarlo-dijo el acercándose a mi , cuando se acerco percibí un perfume extraño. Un olor muy fuerte , podría decir que se sentía como azufre, no le di mayor importancia.

- Puedo ayudarlo y le aseguro que no tiene por que dudar de mi. Se que no me conoce. Mejor dicho, se que no me reconoce. Estoy al tanto de su problema, sé de su desesperación, lo escuche recién.
Me voltee rápidamente lo mire y pensé “este tipo me estaba espiando??” con algo de desprecio le dije :

-Usted que sabe?? No lo conozco desde ya le digo, jamás lo había visto antes….

- No. Se equivoca –dijo interrumpiéndome y levantando un dedo en el aire, acompañado por una de sus finas cejas,- se equivoca, si me conoce, no me vio antes en persona, pero si me conoce, y se de su problema. Lo conozco a usted y a….Marina- me quede pasmado, ese hombre dijo el nombre de Marina, de donde la conocería??.

- Como sabe usted de Marina?? De donde la conoce??
- De la vida, de verla todos los días, usted sabe…
- No. No se. Sea mas especifico déjese de incógnitas y de una vez por todas diga quien es- dije ya enojado, sentía que estaba burlándose.
- Tranquilo Fernando, tranquilo, no se enoje que yo estoy para ayudarlo eh!, se la condición de su esposa- Me sorprendí dijo mi nombre, yo no lo había mencionado

- Creo no haberme presentado, de donde sabe mi nombre??

- Es verdad poco cortes de su parte cabe aclarar, yo tampoco me presente, pero no hay tiempo para presentaciones verdad??- lo mire fijo a los ojos, aunque debí apartar la mirada; no entendía que me insinuaba.
Quedamos en silencio los dos mirándonos, él con su sonrisa casi socarrona. La lluvia me estaba empapando. Extrañamente el estaba completamente seco a pesar de estar en plena lluvia, luego de un tiempo continuo:
- Mire Fernando no tengo mucho tiempo, quiere escuchar lo que tengo para proponerle o no??. Su mujer esta ahí abajo sufriendo, agonizando diría yo y no hay mucho mas tiempo. No se si esta dispuesto a escucharme o prefiere que me vaya, decida, de verdad soy alguien muy ocupado, sobretodo a esta altura del año nadie me da respiro….

Seguía sin entender, realmente su presencia me alteraba, había algo en el incomodo, no se lo podía mirar fijo a los ojos por mucho tiempo, lo intentaba, pero empezaba a lagrimear después de unos segundos, era como intentar mirar al sol.

- Mire no estoy para tonterías, mi mujer tiene una situación muy delicada, ya los médicos me anticiparon que no había mucho por hacer, que estaba casi perdida, no creo que nadie pueda hacer nada por ella…

Lanzo una carcajada profunda, grave, que realmente dio miedo. Rió con esa soberbia que lo caracterizaba

-No crea en los médicos, ellos no pueden ayudar a nadie. La muerte les gana siempre, su pulseada. Demás esta decir que lo que le ofreceré yo será infalible, es algo diferente

- Mire, se todos esos tratamientos alternativos para el cáncer pero no creo mucho en ellos, prefiero la medicina tradicional. Además en el estado que esta no podría hacer nada, le agradezco- no entendía que estaba agradeciendo pero quería que se vaya , su presencia me estaba alterando , me sentía tenso. Una paloma se posó en la cornisa de la terraza, cubriéndose entre sus plumas de la lluvia. Se bajo de la cornisa y camino. Se acerco a este hombre y comenzó a aletear y chillar frenéticamente hasta detenerse abruptamente quedando totalmente inmóvil.

-No me llevo con los animales- dijo en tono de sorna.- Fernando no le ofrezco terapias alternativas, le ofrezco algo mas…. mmm como decirlo…. Algo más eficaz

Lo mire, no se si era la desesperación , la impotencia o el fuerte deseo de recuperar a Marina lo que me llevo a formular la siguiente pregunta, una pregunta llena de curiosidad y un poco de escepticismo, escepticismo el cual me imponía para no ilusionarme, no había nada de racional en lo que este hombre me decía, no había ya forma de salvarla. Aunque el se veía tan seguro de lo que planteaba, era imposible resistirse a preguntar, algo en el me obligaba y así, como empujadas por mi inconsciente salieron las palabras de mi boca :

- que tiene para ofrecerme?- dije , el rió ,y se comenzó a acercar , mientras caminaba se escuchaba como si sus pasos retumbaran en el piso de la terraza como los cascos pesados de un caballo , se detuvo a muy poca distancia de mi cara, con su mano tomo mi rostro y me dijo con una voz grave – Fernando míreme a los ojos- por un momento sentí que era dueño de mi voluntad , temí que los ojos me ardieran pero de todas formas lo mire, y lo que vi en sus ojos aun hoy no puedo olvidarlo, es una imagen que se me repite continuamente, y la sigo viendo con claridad, era Marina, como la recordaba, con su cabellera rubia, sus ojos mirándome, con toda su belleza sonriéndome, desde la profundidad de sus ojos, por un momento la sentí tocándome el rostro, luego todo desapareció volví a ver ese rostro gris , fuerte de este hombre , sonrió , su fino bigote acompaño la sonrisa.

-Interesante Fernando?, eso le puedo ofrecer, y no hay sacrificio que hacer a cambio, solo respetar una regla fundamental

-Cual regla??- pregunte desesperado, con ansias de saber , nada podía ser tan difícil, por recuperarla haría lo que fuera, por tenerla de nuevo. Cumplir una regla a cambio de tener a Marina de nuevo a mi lado era fácil. Quizás demasiado fácil.

- Simple Fernando. Usted ama a Marina, le juro amor eterno el día que se casaron??
- Si, así fue, y así será.
- Lo se, usted quiere que la persona que ama vuelva a ser lo que era antes y se recupere de esta mortal enfermedad, lo único que debe hacer es amarla por siempre.

Eso era lo que quería, amarla por siempre, tenerla a mi lado hasta morir de viejo. Quería disfrutarla todos los días, hasta las cosas mas triviales de la vida como ver televisión juntos, tomar café, pasear por las calles de Buenos Aires, leer libros, ir de compras, quería volver a eso y amarla para siempre. Era fácil, puesto que era lo único que anhelaba.


- Eso es fácil-dije como pensando en voz alta- délo por hecho….
- Mire Fernando- dijo con un tono pesado- que si usted no respeta eso las consecuencias son muy graves.
- No me amenace-conteste molesto, sin saber con quien hablaba- a que se refiere con consecuencias graves?
-No Fernando. No graves, MUY graves.- contesto riendo y poniéndole énfasis a ese MUY – usted, parece amigo mío, todavía no se dio cuenta quien soy, se lo voy a hacer fácil, no sabe con quien ha hecho un pacto, con quien ha acordado un arreglo que es eterno e inviolable

-Déjese de vueltas! Sea directo- dije con aires de valentía, no sabia que lo que diría me descolocaría, las palabras que pronuncio de forma tan lenta pausada me sacudieron

- Soy el diablo Fernando- hizo una pausa y sonrió. Yo lo miraba perplejo. No entendía, acaso este hombre diría la verdad? quizás por el desconcierto, no dije nada, enmudecí, las palabras no me venían a la mente.

El dijo: - en caso que nuestro pacto no se cumpla Fernando, su alma, es mía, y vendré a buscarla , y en eso amigo mío, no hay vuelta atrás, soy muy estricto. Creanme que si usted se atiene a la única regla que le impuse las cosas saldrán bien, de otra manera, me veré obligado a cumplir con la parte del trato que a usted no le va a gustar. Espero no volver a verlo Fernando- sonrió de una forma sobradora y tan pronto como dijo eso la lluvia comenzó a caer sobre el borrándolo de mi vista, limpiándolo de la escena, el agua se lo llevo como a una macha en el paisaje. Comencé a pensar otra vez, miles de pensamientos iban y venían en mi cabeza, seria verdad lo que vi. Lo que hablamos existió?? Todo esto ocurrió?? O era parte de una fea alucinación?, decidí salir de la terraza todavía podía sentir el olor a azufre. Volví al cuarto de Marina. La mire, seguía igual que como la deje. Por ahora , solo por ahora, nada era como ese hombre había prometido, decidí tomar mis cosas e ir a descansar a mi apartamento.

Al otro día temprano fui al hospital, llegue a la habitación de Marina y la sorpresa me invadió. La ví despierta recostada hablando con una enfermera, me parecía estar alucinando, por un segundo pensé que todavía estaba dormido, pero no Marina volteo y me dijo: - amor!! Te estaba esperando- la mire asombrado mire a la enfermera que me contesto con una sonrisa, con un tono de sorpresa dije:

- Marina! estas….- me interrumpió Marina – si amor estoy bien, me siento mucho mejor ahora vení, sentate, quiero verte , te extrañe.

Después de hablar con ella salí al pasillo y busque al doctor Maxen. Recorrí todo el hospital, pregunte a todas las enfermeras, me dirigieron al quinto piso y lo encontré hablando con otros colegas. Tímido me acerque a el y le pedí que me disculpara la intromisión pero que necesitaba hablar con el.

-Doctor soy el esposo de Marina Rever, de la 411 ….- el doctor por un momento pensó como tratando de ubicar a Marina luego con el gesto típico de recuerdo , levantando sus cejas y tirando la cabeza hacia atrás dijo

- si si , lo de su señora , señor….

- Faber

- Señor Faber , realmente la señora Rever mostró una mejoría que diría yo esta fuera de toda razón y lógica. Ayer estaba en un estado realmente muy complicado, el cáncer había alcanzado órganos importantes pero hoy vimos que se esta reabsorbiendo de forma increíble, de hecho le íbamos a decir que le daríamos el alta en una semana pero que le daremos una enfermera para que la controle en su casa. Realmente esta situación es inusitada, pero la realidad es que esta mejorando y no habría razón de preocuparse.


No podía creer lo que el doctor me estaba diciendo, le agradecí por todo y me fui del hospital debía ir al trabajo arreglar algunas cosas. En el camino pensé en el episodio de la terraza , realmente ese pacto seria la causa de la mejoría de Marina?? Entendí que si , entendí también que inevitablemente había caído en las reglas del trato.

Pasó la semana rapidísimo y Marina seguía mejorando , estaba recuperando su pelo, su apetito, sus ganas de siempre, su felicidad. Estaba recuperando al amor de mi vida, tanta felicidad me rodeaba, me había olvidado del trato, del episodio de la terraza, lo había borrado de mi mente. Disfrutaba de Marina y su mejoría.
El sábado la lleve devuelta a nuestro apartamento, debíamos esperar a la enfermera que llegaría en la tarde, así que llegamos a nuestra casa por la mañana temprano.

Marina debía reposar, su progreso era bueno , pero su situación debía ser controlada de cerca, los médicos pensaban que podría volver a caer tan rápido como salio.
Rondando las cuatro de la tarde yo estaba preparando café en la cocina Marina recostada viendo televisión cuando sonó el portero eléctrico. Era la enfermera la hice pasar y espere a que subiera.

Toco el timbre y la recibí, era una mujer alta, joven, morocha, de ojos tan verdes que parecían zafiros , labios gruesos, piel blanca con unos tonos rosados en sus mejillas, era realmente hermosa. Con dulzura dijo:

- Buenas tardes usted debe ser Fernando, soy Carolina me mando el doctor Maxen del hospital alemán

- A si, si. Pasa, Marina esta en su cuarto.

La acompañe a la habitación y las deje a solas para que hablen y se conozcan, fui al living a leer el diario.

Los días pasaban y Marina continuaba mejorando. Había recuperado toda su cabellera ya, su mejoría era increíble, milagrosa. Carolina la cuidaba y se llevaban bien las dos, yo también comencé a llevarme bien con Carolina, charlábamos siempre a la tarde mientras Marina tomaba un baño o dormía una siesta, compartíamos un café y hablábamos de cosas triviales pero también me contó cosas de su pasado, de su vida. Me comento que su padre era banquero que trabajo en el banco provincia mucho tiempo y había sido gerente de una de sus sucursales, lamentablemente me contó que había fallecido ya hace 4 años , que su madre vivía sola en flores y que de vez en cuando ella la visitaba pero que no tenían una buena relación. Me sentía bien charlando con ella , me sentía cómodo , me encantaba mirarla a los ojos, tenían algo que me atraía , ese color , esa dulzura .

Una noche tuve un sueño, quizás debí prestarle mas atención. Yo estaba en un bosque , perdido. Detrás de un árbol a lo lejos aparecía Marina , mientras yo me acercaba hacia ella corriendo se iba transformando, su pelo se convertía en negro opaco y sus ojos verdes , se convertía en Carolina.
Me desperté transpirado , tenia nauseas, fui al baño , escupí sangre , Marina se despertó pregunto que me pasaba pero le pedí que se quede en la cama que ya estaba bien. Volví a acostarme, y no se como, descanse.

Al otro día , puntualmente como todos los días durante el último mes Carolina llego a las ocho de la mañana. Le abrí la puerta, nos quedamos charlando un rato, Marina descansaba. Yo estaba incomodo y no podía mirarla a los ojos, me sentía como culpable por el sueño que tuve la noche anterior, de pronto Carolina dijo algo que no esperaba

- Fernando anoche soñé con vos.- me miro tímidamente, la mire, siguió- se que es estúpido esto pero te ví en un bosque nos juntábamos y nos abrazábamos, disculpa que te lo diga pero lo tenia dentro me sentía hasta culpable…- la interrumpí y con vergüenza le comente que yo había experimentado el mismo sueño, por un momento nos miramos y nos quedamos en silencio.

Esa noche volví a tener ese sueño. Esta vez era mas largo y nos besábamos en el, me desperté y volví a escupir sangre, tenia un dolor en la garganta muy profundo. Sentí luego cuando me acosté y calme a Marina , que sentía algo por Carolina. Estaba confundido. Muchos pensamientos. Mucha culpa.

Carolina ya no venia mas hacia 2 semanas , Marina estaba bien, estaba totalmente recuperada , solo iba al medico 1 vez por mes. En 1 mes y medio Marina se había recuperado de algo que a otra persona le tomaría años, la tenia de vuelta conmigo , aunque me di cuenta que ya no le daba tanta importancia. Estaba sumido en mi trabajo de nuevo y estaba acostumbrándome a tenerla conmigo.
Un día volviendo del trabajo me encontré con Carolina , decidimos ir a un café a tomar algo , justo ahí frente a la facultad de medicina.
-Que casualidad encontrarnos Fer, salía justo de la facu, vos que haces por acá??
-Nada volvía de trabajar , trabajo acá cerquita, como andas??
-Yo bien y Marina?? Como esta?? Hace mucho que no voy por tu casa
- Bien por suerte bien- de pronto recordé los sueños, que se me repetían hacia mucho tiempo ya. Pensé que quizás ella también los tendría , como el primero que lo tuvimos los dos juntos. Tome coraje y se lo pregunte

- Caro, discúlpame que te lo pregunte, pero…. Volviste a soñar?? … digo con nosotros dos?- me miro , bajo la mirada como esquivando la mía

- Si .- me dijo mirando la mesa y siguió- Fer realmente no hago otra cosa que pensar en vos. No quiero ir a tu casa por que me da culpa Marina pero los últimos días iba para charlar con vos. Me siento tan bien…- la interrumpí , dentro mío, yo sabia lo que ella me decía. Es mas yo sentía lo mismo. Le tome la mano y nos quedamos en silencio mirándonos. Ella entendía que yo sentía lo mismo.

*****


Hacia ya un mes que me veía con Carolina a escondidas. Le decía a Marina que iba a jugar al fútbol o que me quedaba hasta tarde en la oficina. Nos veíamos en su casa todas las noches. Mi salud había empeorado paulatinamente, escupía sangre cada vez mas seguido y mas cantidad. Marina estaba preocupada pero yo no le di importancia. Lo peor estaba por venir, lo realmente oscuro de este relato, lo increíble, el error mas grande de mi existencia.

Una de las noches fuimos a cenar, Carolina y yo, la pasamos tan bien. Paseamos por recoleta , caminamos cerca de el cementerio, llegamos a su casa nos sentamos en su sillón nos besamos apasionadamente y entre beso y beso la mire a los ojos tome su rostro lo acaricie y dije “ te amo”…lo que desataron esas dos palabras fue algo que hasta hoy no olvido, que jamás olvidare. Carolina me miro, sonrió, me pareció por un instante que esa sonrisa no era de ella. Perdí la visión, volví a enfocarla en ella seguía sonriendo con ese gesto tan raro. Intente apartarme de ella, me miro fijamente a los ojos y por un momento comenzó a arderme la vista tuve que mirar a otro lado, ella se levanto y dijo con una voz grave y profunda que parecía ocupar todo el cuarto:

- Falló Fernando.- su cuerpo comenzó a sufrir una metamorfosis horrible, comenzó a deformarse, su cara perdió la forma angelical que la caracterizaba para tomar ángulos agudos y gesto fuerte, delante mío no estaba mas Carolina, el hombre de la terraza, el Diablo ocupaba su lugar.


-Fernando, fallo, usted sabia de nuestro trato, acaba de romperlo , acaba de condenarse solo a las consecuencias de su traición, yo cumplí con mi parte usted por otra parte no pudo. No pudo con la tentación, que clase de amor eterno es ese? Los mortales no pueden prometer eternidad. Fernando como cumplí con la parte agradable de nuestro trato cumpliré con la desagradable de la misma forma. Su alma es mía, pero ese no será su único castigo…

El ambiente en el cuarto comenzó a hacerse pesado, hacia mucho calor, el olor a azufre estaba penetrando en mi como una daga a los sentidos. Todo el cuarto estaba infestado de el, la pintura se derretía del calor y yo lentamente perdí la conciencia.

Desperté en mi casa, junto a Marina, recordé lo de anoche, aunque unos segundos después de despertar creí que había sido una pesadilla. Mire a Marina quería asegurarme de que este bien, pensé que ella seria victima del castigo diabólico. Me equivocaba.

Una semana después mi salud empeoro fui diagnosticado con cáncer de laringe causado por el cigarrillo y aquí estoy tres meses después, viendo a Marina mirándome. Pensando, buscando un recuerdo mío de cuando era sano, buscando verme cuando me tenia a su lado. La realidad le muestra otra cosa. Yo aquí entubado, postrado en una cama, consumido por la enfermedad. No puedo hablar, y quizás este sea el recuerdo final que se lleve de mi, yo por lo pronto añoro poder disfrutar de Marina otra vez, y nuevamente renunciaría a todo lo daría todo…

miércoles, 3 de junio de 2009

El ensayo

Buenos Aires, 10 de mayo de 1965


Mi nombre es Manuel Lazaro y usted, insaciable lector, se preguntara quien soy y por que escribo un día como hoy. Quizás sea por el invierno crudísimo, que convierte a Buenos Aires en esa ciudad elegante y tan europea, que me recluyo en el escritorio de mi finado abuelo a escribir estas líneas. Y es por ese excelentísimo hombre, y su reciente fallecimiento, que escribo un día como hoy.
Quizás algunos de ustedes no están familiarizados con mi abuelo, el escritor D. Ricardo Lazaro. Algunos pueden recordarlo por su trabajo, que no siendo muy conocido llego a las bibliotecas de varios de ustedes. Mi abuelo fue escritor, director de cátedra en la carrera de filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires, tuvo un fugaz paso como Director de la Biblioteca Nacional durante el año 45 y en sus últimos días tuvo una pequeña librería donde el lector podía encontrar las mas grandes joyas de la literatura que eran parte de su inmensa colección de libros y volúmenes enciclopédicos. Ustedes pensaran que la exaltación de la vida de este ignoto hombre puede ser derivado de mi orgullo filial, pero les aseguro que no es así. Este ávido escritor poseía una pasión inconmensurable por descubrir los recovecos de la mente humana, por alcanzar con sus manos los extremos del infinito, por descubrir las finas capas que separan nuestra dimensión de las otras, por cruzar los estrechos corredores del espacio exterior hacia los rincones mas íntimos de la existencia. Un hombre apasionado por lo fantástico. Si alguno recuerda uno de sus libros mas conocidos “El velo” (1941) podrá constatar de lo que hablo. Un libro donde el mismo se enfrentaba a una discusión teológica con el mismismo Verbo y al mismo tiempo viajaba en el tiempo para ser testigo del comienzo de la vida.
Le advierto mi buen amigo (me atrevo a llamarlo así por que entre el escritor y el lector existe una estrecha e intima relación) que esto no es una mera recopilación de la vida y obra de mi abuelo. El real motivo de la redacción de estas líneas es un descubrimiento que realice en estos días hurgando en su biblioteca después de su sorpresivo fallecimiento. Digo sorpresivo por que antes de morir gozaba de una salud envidiable para un hombre de ochenta años. De un día para el otro sufrió una especie de colapso que lo dejo en un estado de catatonia para tres días después fallecer.
Lo que encontré en la biblioteca de mi abuelo fue un cuaderno de notas en el cual parecía haber un bosquejo de un próximo libro de cuentos en el que estaría trabajando. El motivo de mi ignorancia con respecto a dicho documento es básicamente por el secretismo de mi abuelo sobre su trabajo.
En las próximas líneas me propongo transcribir dicho documento, en especial unas hojas sobre un ensayo. Recuerden que la fuente del documento es un desprolijo cuaderno de notas, por lo tanto disculpen los errores que cometa al tratar de darle sentido a estas notas.

Sin más, aquí esta el texto fechado en el día 1 de mayo del corriente:

“Hace unos días vengo mascullando una idea, que como todas las ideas es, por naturaleza, esquiva cuando se la busca. Por este tiempo vengo pensando en los errores que uno comete durante su vida. Esos de los cuales uno se arrepiente totalmente y daría lo que fuera por poder modificarlos. A mis ochenta años la vejez, además de experiencia, trajo dolores físicos, y es por eso que hace poco fui al consultorio de un doctor para que trate estos dolores. Sentado en la sala de espera comencé a imaginar un lugar en el cual a uno le dieran la oportunidad de renacer. Si, una oportunidad única de recomenzar la vida en caso de haber cometido algún tipo de error irreparable y estar lo suficientemente arrepentido como para necesitar una segunda oportunidad. Imagine el lugar como el consultorio en el que estaba, que mas que un consultorio era una clínica. El lugar estaba muy bien puesto, con muebles muy finos. La casa era grande, con muchas habitaciones en sus dos plantas. En mi imaginación figuraba un lugar similar pintado completamente de blanco. Un blanco casi enceguecedor. Pensé que el lugar podría estar manejado por un doctor el cual entrevistaba a los solicitantes y les preguntara cual era el error del que se arrepentían. Pero la entrevista no seria lo más importante, lo importante seria la advertencia de este doctor. El les advertiría que al renacer no recordarían nada de su vida actual, no tendrían conciencia alguna de que han renacido. En el caso de que en su nueva vida vuelvan a aparecer en este lugar a pedir una oportunidad más, no podrían hacerlo. Esta oportunidad, como todas ellas, era única.
Ya en mi casa seguí pensando en esta idea y comencé a cavilar sobre como seria la historia, e aquí mi problema. Pensé el cuento se desarrollaría el mismo día en que el protagonista cometería ese error garrafal que lo llevaría a manos de este misterioso doctor. Pensé que la historia se desarrollaría con una persona que abordara a mi protagonista en el bar y le cuente el relato de alguien que alguna vez cometió una atrocidad y decidió renacer para poder evitar cometerlo. La idea que yo tenia era que esta persona, el abordado, fuera nuestro protagonista, ya que al renacer no recuerda su vida anterior. El relator es una persona a la que el mismo, momentos antes de renacer, le confía su historia para que le advierta de su error antes de cometerlo. De esto se daría cuenta en el final del relato. Hay un problema con este argumento, y aquí comienzan mis constantes cavilaciones:

¿Cómo este hombre puede avisarle de algo que todavía no se entero? El momento del error es posterior al momento que se da en el bar. Por lo tanto esta persona no podría jamás saber de su situación antes de que esta suceda y el se lo confíe antes de renacer. Por lo tanto nunca podría salvarlo. Por que para que esta persona se entere de su error, el mismo debe ser cometido. Entonces otro pensamiento me atacó:

Si esta persona renace y no puede evitar ese momento oscuro de su vida, quiere decir que su renacimiento se vuelve a repetir. Entonces esta persona nunca completaría su vida de forma entera. Por que al no recordar ese error jamás lo evitaría, al no evitarlo pediría renacer y volvería a repetirlo en la otra vida una y otra y otra vez, hasta que el ciclo se haga infinito. Hasta que ese renacer se convierta en su muerte. Por que si esta persona jamás completa su vida, si no que en un punto de ella renace, ¿Cuándo alcanza su muerte?, entonces sería inmortal. Lo único que podría salvarlo es que por alguna razón, algo cambie en su vida y ese error no sea cometido, ¿pero seria eso posible?, ¿algo mágicamente cambiaria, un sutil movimiento del destino le dejaría completar su vida? Entonces no tendría que ver con el sino con algo externo a el, mas grande que su fútil vida.

Medité sobre la idea de que seria imposible contar esta historia. Por que hasta pensé en que el que cuenta la historia sea el protagonista, pero no podría saberla por las razones que ya expuse. Por que el punto es que no es un viaje en el tiempo lo que hacen, si no que comienzan su vida otra vez. Como si nada hubiese existido.

Escribiendo estas líneas pienso: ¿como se yo que esta es la primera vez en la infinita existencia del tiempo que escribo este ensayo? ¿Cómo puedo estar seguro de que quizás este sea el error en mi vida que jamás pueda evitar?. Quizás haya escrito infinitas veces este ensayo y el mismo se multiplique en el tiempo como esta habitación, como este cuaderno, como mi pluma y mi persona de manera infinita, eterna. Quizás me haya dado cuenta de este error tantas veces que no exista un número para reflejarlas. Mi pregunta entonces es ¿Cuándo llegara ese día en que rompa la infinita rueda del Samsara? Quizás jamás alcance la respuesta…”

Las notas terminan aquí, pero quizás el tenga razón y estas se multipliquen en el infinito y quizás el me haya convertido en ese confidente al que el error le es revelado, pero le es imposible alertar.