martes, 16 de junio de 2009

Libre

Al fin!! Al fin corro libre , lejos de esa caja que me aprisiono 10 años, siento finalmente el viento del campo en mi rostro, desde el primer día que entre ahí, desde el momento en que asesine a ese hombre con mi cuchillo y sentí su sangre en mi mano me arrepentí y comencé a imaginar este momento que después de tanto planear se cumple. Corro a mas no poder, ya ni siento el dolor de mis piernas, solo escucho el jadear de mi respiración acelerada y el latir de mi corazón que me recuerda a los tambores que escuchaba en mi pueblo en los carnavales . Siento la boca seca, pastosa, siento un liquido espeso, pero no me importa sigo corriendo debo alejarme lo mas que puedo, los policías vienen detrás de mi con los perros bravíos sedientos por mi sangre, enardecidos, deseando desgarrarme la carne con sus dientes, yo escapo de ellos, con mi uniforme hecho jirones, transpirado, sucio por revolcarme en el barro del campo que rodea la penitenciaria. Me quito lo que queda del uniforme ahora siento el viento en mi torso desnudo, lanzo lejos de mi esa tela desteñida sucia impregnada de mi sudor, de seguro ayudara a despistar a los sabuesos. La noche es espesa, cerrada , jamás experimente una oscuridad tal ni siquiera el suelo que piso puedo ver, pero no me importa no solo escapo de los policías y de “la caja” escapo de los “mansos” sabia que hoy intentarían vengarse, tenían preparado para mi un fierro caliente, los cobardes planeaban tomarme desprevenido en el patio del complejo, gracias al Rengo que me advirtió a tiempo en el desayuno , fiel amigo que hubiese querido que corra conmigo pero por su discapacidad hubiese sido solo una carga y hubiese frustrado el escape.

Escucho los ladridos de los perros cada vez mas cerca, debo acelerar mi paso, no veo nada en esta oscuridad, de pronto caigo en un charco de agua profundo, perfecto para despistar a las bestias, debe haber un arrollo que pasa por aquí, lo cruzo con dificultad, el agua me llega al pescuezo , me cuesta mantenerme la correntada es fuerte, con mucha dificultad llego al otro lado , me saco las botas que están pesadas llenas de agua, sigo corriendo, siento el pasto mojado bajo la planta de mis pies, hermosa sensación que pensé había olvidado, realmente me hacia remontar a mi niñes, con mis primos y los peones corriendo por la finca de mi padre casi hasta puedo verlo a mi padre reír y verme jugar , pero no puedo seguir recordando , el jadeo de los perros corta mi recuerdo y me devuelve esa oscuridad de la noche , debo seguir el camino correr y escapar , como esos sabuesos podrían seguirme la pista tan de cerca??. De pronto a lo lejos veo una pared que alza frente a mi, en mi boca sigo sintiendo esa incomodidad, pero no le doy importancia, no entiendo que es ese paredón que de la nada me separa del resto del campo, pensé que había saltado el ultimo, pero quien sabe hasta donde se extendía el complejo, aquí nos trajeron con los ojos vendados en carros de ganado. Me detuve , por un segundo no escuchaba los ladridos , en el medio del paredón que se extendía infinitamente hacia los lados veo una puerta gris , esta pared es demasiado alta para saltarla como la del patio , examino la puerta buscando la cerradura , apenas rozo la madera áspera esta cede ante mis dedos y se abre, titubeo en cruzarla o no, ya que dentro se descubre un pasillo larguisimo casi infinito que se pierde en la oscuridad, escucho las garras de las bestias que me buscan , decido adentrarme en el pasillo y cerrar la puerta detrás de mi, corro incansablemente no puedo permitirme un descanso, tengo que correr.

El pasillo no parece terminar, no veo nada, pero sigo corriendo, de golpe tropiezo caigo al suelo y me golpeo la cara contra la piedra fría , me corte el labio o perdí algún diente por que siento correr la sangre caliente y espesa en mi boca, ese momento me recordó a las peleas en la calle cuando era joven, ja! recibí varias tundas pero los demás también tenían lo que se merecían de parte mía, cuantos dientes habré perdido , ya ni recuerdo ,pero hasta me parece poder ver a mis amigos vitoreándome el recuerdo se corta abruptamente , siento el rasgar de las garras de los caninos contra la puerta , me levanto ,me seco la sangre y corro , al fondo veo otra puerta que se dibuja entre las tinieblas gracias a una bombita de luz pequeña , es la única opción que tengo, la empujo con todas mis fuerzas y al pasar al otro lado me detengo en seco, se me corta la respiración, mis ojos me deben estar jugando una mala pasada, estoy otra vez en el patio del penitenciario, mis ojos se nublan por las lagrimas que se asoman, la desesperación , me recordaba al momento que vi morir a mi padre en mis brazos, ya enfermo, hasta puedo verlo en el lecho. Otra vez las bestias interrumpen mi recuerdo, no hay tiempo para desesperación, debo seguir , ellos están detrás mío, yo dentro del correccional, quizás podría volver a escapar volver a saltar el muro, pero las paredes están muy altas, mucho mas de lo que las recordaba, del otro lado del patio alcanzo a ver otra puerta gris , comienzo a correr hacia ella , en la oscuridad del patio puedo ver las caras de “los mansos” mis enemigos , los veo tan cerca que hasta trato de esquivarlos, veo sus ojos llenos de sangre , veo sus rostros llenos de ira de venganza si “El Portugués” no me hubiese traicionado no tendría que haberlo matado, el me obligo así es la vida en el correccional ,hasta puedo verlo a el tendido en el suelo con el costado desgarrado por mi faca, tropiezo otra vez y siento el golpeteo de las garras y las patas de los perros en el suelo duro del patio, me levanto corro y alcanzo a abrir la puerta con un golpe seco la cierro detrás de mi , exhausto me apoyo en ella para descansar, no escucho el gruñir de esos monstruos.

Delante mío una escalera era lo único que veía, iba hacia abajo, pero jamás la había visto en el correccional, y eso que lo conocía bien, quizás entre a otro edificio, seria una fabrica? No creo , no había nada en ese lugar, no tenia otra salida que seguir mi camino, comencé a bajar, no podía ver el fondo , el final de la escalera, pero que importaba, quería llegar a algún lugar, lejos de “la caja” , sigo bajando despacio, ya siento el cansancio, es como si me hubiese llegado de golpe, pero ya estoy exhausto, me cuesta respirar , me siento mareado, se me hace difícil mantenerme despierto los ojos se me cierran pero me tomo fuertemente del pasamanos endeble, y sigo bajando, escucho arriba , increíblemente, otra vez el quejido de uno de los perros que finalmente se hacen paso por la última puerta gris, como esos canes pueden seguirme el rastro? Seguramente fue la sangre que perdí cuando me caí en el pasillo que los vuelve locos y los convierte en perseguidores incansables, imagino que habrán dejado atrás a los policías gordos retacones y pesados que los llevaban con sus correas que habrán tropezado y caído de bruces en medio del campo a causa del tironeo bestial de los perros.

Tomo fuerzas de no se donde y trato de bajar mas rápido, paso escalón por escalón velozmente , tan rápido que ya mirando hacia abajo los escalones me parecen ser cada vez mas pequeños , tropiezo y caigo fuertemente, me golpeo un brazo llego al final de la escalera a los tumbos, milagrosamente sigo conciente y puedo levantarme ,me encuentro frente a una puerta, oigo las patas bajando rápidamente por la escalera, golpeo la puerta para abrirla pero ni se mueve, no tengo mucha mas fuerza, casi me entrego, intento una vez mas con lo poco que me queda me abalanzo sobre la pesada puerta de madera y caigo al otro lado rendido, levanto la cabeza y veo que estoy en la enfermería del penal, que hago acá?? Como llegue?? Si estaba hace un momento en el campo corriendo a mi libertad, veo al enfermero “El Mocho” Cortez con su chaquetilla blanca teñida de rojo sangre, muy apurado trabajando miro a la camilla y veo dos pies sucios desnudos, trato de incorporarme quiero ver quien es el que esta en la camilla , las espaldas anchas de Mocho no me dejan ver , rápidamente se da vuelta con un paño teñido sangre y me veo en la camilla inmóvil mirando al techo con mi torso desnudo lleno de sangre con un fierro caliente en mi garganta que no para de sangrar, a mi lado yace con mi faca en el pecho Camparollo el cabecilla de “los Mansos”….

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